- El orgasmo sexual, no creo que sea necesario describirlo. El más conocido de todos los orgasmos, para muchas personas casi el único que existe, ¡no saben lo que se pierden!.
- El orgasmo empático (también llamado fraternal pero sería reducirlo): se produce cuando tienes una conexión con alguien a nivel profundo, cuando amas (en el más amplio sentido de la palabra) a una persona y en un momento determinado sientes que te desborda el amor, que deseas lo mejor del mundo para ella, que no cambiarias por nada ese momento. No tiene que ver necesariamente con el romanticismo.
- El orgasmo intelectual: una frase, un libro, una conversación, una reflexión…y de repente sientes que te estalla la cabeza ¡Dios que bueno, hemos cambiado el mundo!.
- El orgasmo sensitivo: Este orgasmo se subdivide a su vez en los que te pueden procurar los cinco sentidos.
· Auditivo: una melodía, una canción y se te encoje el estómago, has tenido un orgasmo auditivo.
· Visual: una puesta de sol, una luna radiante, un cielo estrellado, un maravilloso paisaje, un cruce de miradas… y otra vez ese pellizco que hace que te den ganas de gritar ¡Me encanta estar viva!
· Gastronómico: pues ese plato, en el momento justo, cuando más te apetece, con los sabores perfectamente combinados que explosionan en tu boca…. ¡que placer!
· Táctil: que te apriete el dedo índice una criaturita con sus minúsculas manitas, caminar descalza por la arena, una caricia en ese lugar justo que te eriza toda la piel, recorrer con tus dedos un cuerpo y disfrutar intensamente todo el recorrido.
· Olfativo: el pan recién hecho, la dama de noche, el jazmín fresco, el pelo de alguien… cierras los ojos y el olor te transporta…
A día de hoy y que yo recuerde, este es mi catálogo de orgasmos. ¿Has tenido alguno que no esté en la lista? Ayúdame a ampliarla que no me quiero perder ninguno.
¡QUIERO ESTAR EN UN CONTINUO ORGASMO VITAL!
Un día que ni recuerdo, la vida me colocó una mochila a la espalda. Cuando reparé en que me pesaba estaba ya muy llena, demasiado. Tomar conciencia de la carga no fue fácil, lloré desconsoladamente al percatarme de cada bulto. Lágrimas razonadas a base de miedo y esperanzas empaparon cada fardo. Las ganas de encontrarme me dieron el arrojo y el moisés de amables espinas en el que había sido acunada me adormecía a ratos. Uno a uno me deshice de mis límites, al menos los que se materializaron. Me sentí vacía, muy vacía. Volver a llenar mi equipaje se convirtió en la nueva aventura y desde entonces he embalado cada paquete con un sueño y procuro que el peso no reste arranque a mis impulsos, a mis saltos, a mi vuelo. Llevo todo el 2008 doblando cuidadosamente las risas, los llantos, el amor, el desamor, los gozos y el desánimo. Empiezo el 2009 al borde del trampolín, con menos peso y con más ganas. Dispuesta a saltar en cualquier momento.
