El tiempo me ha susurrado enseñanzas con el viento. Empiezo a oírlas ahora que estoy dispuesta a escuchar y asimilar con el corazón abierto. Ahora que sé que el camino del aprendizaje es infinito, ahora entiendo que es un entrenamiento necesario para llegar a la meta y que no debo dejar de andar, aunque a veces me canse.
Intuyo las pasiones que me quedan por vivir cuando me haya querido lo suficiente. Ahora sé que no persigo un flechazo, comprendo que soy mucho más que lo que se advierte a simple vista. Cuando me enamore no quiero buscar, sólo acudiré a un encuentro bilateral. Ya no amaré si no veo bailar las esperanzas a ritmos acompasados. Sé que desear no es suficiente, precisaré la cadencia de dos deseos palpitando. Para sentir bonito, habré de sentir que sientes.
Si no es así, no me despiertes, estaré feliz en mi luna, llámame sólo cuando haya un eclipse.
Intuyo las pasiones que me quedan por vivir cuando me haya querido lo suficiente. Ahora sé que no persigo un flechazo, comprendo que soy mucho más que lo que se advierte a simple vista. Cuando me enamore no quiero buscar, sólo acudiré a un encuentro bilateral. Ya no amaré si no veo bailar las esperanzas a ritmos acompasados. Sé que desear no es suficiente, precisaré la cadencia de dos deseos palpitando. Para sentir bonito, habré de sentir que sientes.
Si no es así, no me despiertes, estaré feliz en mi luna, llámame sólo cuando haya un eclipse.