Grandes y lejanos tus accesos se me cierran.
La férrea fuerza que proyectas en tu sombra
me abruma a tiempos, a ratos me colma
y sin estación me enternece inagotablemente.
Las ganas crónicas de abrazarte el alma
se saldan abrazándome a mi y a tu cúspide.
Lo hermético que hay en ti, me conmueve
y escondida envuelvo tu dolor y lo acurruco.
Si no temes nada meceré la nada
y si tienes miedo meceré tus miedos,
desde mi fortaleza, observaré calmada
los devenires de tu aliento golpeado.
Saldré a la aurora accidental, a tu comienzo,
si no me apaga tu crepúsculo intermitente,
esta vez desnudos, cuerpo a cuerpo
sin el amparo de la ausencia permanente.
La férrea fuerza que proyectas en tu sombra
me abruma a tiempos, a ratos me colma
y sin estación me enternece inagotablemente.
Las ganas crónicas de abrazarte el alma
se saldan abrazándome a mi y a tu cúspide.
Lo hermético que hay en ti, me conmueve
y escondida envuelvo tu dolor y lo acurruco.
Si no temes nada meceré la nada
y si tienes miedo meceré tus miedos,
desde mi fortaleza, observaré calmada
los devenires de tu aliento golpeado.
Saldré a la aurora accidental, a tu comienzo,
si no me apaga tu crepúsculo intermitente,
esta vez desnudos, cuerpo a cuerpo
sin el amparo de la ausencia permanente.
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