jueves, 31 de julio de 2008

REFLEXIONES AL VIENTO (I)


El ser humano me maravilla cada día. Cómo funcionamos, cómo nos movemos, cómo actuamos. Siempre hay algo que me fascina, hoy estaba pensando que nos sentimos seguros cuando olemos la inseguridad, del mismo modo que cuando olfateamos la seguridad, ésta nos postra ante la duda y nos colma de incertidumbre y preguntas sobre uno mismo.

De alguna manera percibo lo efímero y postizo de la seguridad, convicción vacilante que titubea dependiendo de quien tengamos delante, observo lo necio de la confianza, el infantilismo que supone la búsqueda de la certeza.

¿Es real que nos afirmamos ante la duda de las otras personas? ¿Nos produce confianza observar la oscilación? ¿Sólo nos confirmamos frente al otro? ¿Sólo nos definimos porque podemos compararnos?

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